Tener la documentación necesaria: Es indispensable que te presentes a la estación con tu permiso de circulación y con tu tarjeta de Inspección Técnica de Vehículos (tarjeta ITV). Es recomendable disponer también del recibo que otorga el seguro asegurando su rigor ya que puede ser solicitado en la inspección periódica. En esta revisión se asegurarán de que la marca, modelo, número de bastidor y matrícula coincidan con lo que indica la documentación del vehículo; es una de las cuestiones que debes checar estén correctas o de lo contrario no podrás pasar ITV.

Revisar el acondicionamiento, carrocería y chasis: Para poder pasar ITV tu vehículo no debe estar oxidado o corroído de forma alguna, ya que eso puede afectar la seguridad del mismo. Evita tener aristas vivas que puedan causar lesión a los peatones. Revisarán los limpia y lavaparabrisas así que deben funcionar adecuadamente, aunque podría parecerte algo nimio, en un día lluvioso el mal funcionamiento de este podría ocasionar un choque. Comprueba a su vez que el campo visual sea perfecto, los vidrios no tengan detalles como roturas y que tengas el número correcto de espejos retrovisores.

Acondicionamiento interior: Una de las primeras cosas en la que se fijarán es del funcionamiento de los cinturones de seguridad, cada uno de ellos deben estar en regla con un anclaje apropiado que permita cumplir su función en caso de algún accidente. Si tienes niños deben tener un sistema de retención adecuado para estos. Entre otras cosas van a comprobar que tus asientos sean los correctos y estén anclados a la carrocería, así como verificar que el antihielo, antirrobo, velocímetro.

Las luces son sumamente importantes: Sin ellas la visibilidad durante la noche es casi nula y durante el día sirve como forma de comunicación con los demás vehículos para señalizar la dirección a tomar o cualquier problema que ocurra. Este es uno de los principales motivos por los que podrían multarte además, así que si quieres pasar ITV debes comprobar la orientación de las luces de cruce y carretera, así como asegurarte de que los dispositivos de iluminación y señalización estén homologados y sean la cantidad reglamentaria, es obvio decir que todas deben funcionar apropiadamente.

No contamines el ambiente: Cuando compres un vehículo lo mejor es asegurarte de que su emisión de gases sea el menor posible. En la inspección utilizarán un analizador para medir sus niveles de emisión acorde a la fecha en que está fabricado y el tipo de combustible que ocupe.

Prueba tus frenos: Quizás estos puedan funcionar, pero no estar al máximo de su capacidad, y tu seguridad como la de los demás es lo más importante cuando estás tras el volante. Verifica el estado y funcionamiento de los elementos que conforman el sistema de frenos como el pedal y el bombín de la rueda.

Comprueba la dirección y estado de las ruedas: Desde el volante hasta la columna, caja de dirección y todo el aspecto de la timonería deben estar óptimas, prueba el mecanismo de dirección y si funciona apropiadamente. Tras ello, revisa las ruedas para comprobar su estado general, la suspensión así como que no haya daños o fugas en los mismos.

Verifica el estado del motor: Así es, en la inspección comprueban el estado del motor y la transmisión, por lo tanto, si quieres pasar ITV fíjate en que no haya pérdida de aceite, el estado de la batería sea perfecto, los sistemas de alimentación como el depósito de combustible y tuberías cumplan su función, el sistema de escape no cuente con ninguna rotura o deformación, y por último que la transmisión no tenga pérdida.